Varosha fue en el pasado una ciudad muy turística, un lugar de encuentro con muchas estrellas y sin duda fue un destino agradable para pasar el verano. Todo se acabó en 1974 gracias a los turcos, que llegaron a la ciudad, la invadieron y sacaron a todas las personas que vivían en la ciudad, que en el aquel entonces eran unas 45.000 personas y todas ellas fueron obligadas a dejar sus casas, sus propiedades, su vida. Los soldados turcos fueron los encargados de asediar esta ciudad y destruir todo lo que había en ella.

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Quien niegue que Varosha fue destruida por los turcos es que no quiere ver la realidad, ya que los turcos destruyeron la ciudad, hicieron de ella una ciudad fantasma y todavía hoy Varosha es una ciudad en la que no vive nadie, todo está tal y como se encontraba en 1974 y ciertamente es incomprensible la manera en que los turcos se hicieron con parte del territorio chipriota, que por más que digan, es un territorio ilegal, que nadie lo asume como un esta propio y que deberían devolverlo.

La historia de Varosha no se puede cambiar ni tampoco la de todas estas familias que fueron obligadas a salir de sus hogares, abandonar la ciudad en la que vivían y todo por capricho de los turcos. Este tipo de cosas no se deberían olvidar y mirar hacia otro lado, sobre todo cuando Turquía quiere entrar a la UE y cuando tiene parte de territorio que no le pertenece. Esta ciudad fantasma gracias a los turcos es una parte de la oscura historia de Chipre en donde los enemigos siempre son los turcos y eso es un hecho objetivo y que no debe olvidarse.

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